INMIGRANTES SIN SALIDA E INMIGRANTES
DE LUJO
Cada día son noticia:
gentes que, huyendo del hambre y la miseria, se la juegan tratando de emigrar a
países donde poder escapar de su desesperación. Algunos lo consiguen; otros,
deportados, acaban su aventura apenas comenzada; bastantes, tristemente, mueren
en el intento.
Los que logran burlar
la vigilancia de fronteras, descubren que la realidad no es la que en su sueño
imaginaban. En el mejor de los casos, consiguen empleos perentorios y mal
remunerados, en la economía sumergida, o son explotados por mafias sin
escrúpulos. Poco o nada que hacer, ante su situación de ‘ilegales sin papeles’.
El menudeo en el narcotráfico, la venta ambulante, el top-manta… escapatorias
de emergencia para quienes no encuentran otra salida.
Cuando en ocasiones me
abordan, con respeto, en las pausas del semáforo, a la puerta del súper o
ejerciendo de ‘gorrillas’ en los huecos de aparcamiento, alivio mi conciencia
con unas monedas. Un pececillo puede resultar el único apoyo posible, cuando no
encuentras forma de enseñar a pescar ni regato libre donde poder hacerlo.
Y si de ellas se
trata, la situación resulta aún más denigrante. Pues en su caso el prostíbulo o
la calle, controladas, engañadas y en no
pocos casos extorsionadas por desaprensivos proxenetas, parece la prostitución la
única alternativa a la mendicidad.
Triste final, en todos
los casos, para quienes renunciando a sus orígenes, pretendieron hallar un modo
digno de supervivencia y toparon con un muro de incomprensión, abandono y
vejación.
Caso distinto, el de
algunos privilegiados a quienes la fortuna quiso brindar el camino del éxito.
Nadie duda de su esfuerzo ni les niega méritos. Simplemente llama la atención
el hecho de que personas y grupos sociales manifiestamente xenófobos o racistas
modifiquen radicalmente su actitud cuando las modas, el marketing o los
intereses de grupo lo deciden. Modelos que desfilan y exhiben su glamur sobre
las pasarelas, deportistas con fichajes millonarios, atletas avalados por
poderosos patrocinadores y mostrados como ejemplo de esfuerzo y superación. Lo
son y lo merecen, de ello no nos cabe duda. Pero nos indigna el cinismo de
quienes miden con distinto rasero según sus intereses; respetan, aplauden y
dignifican a aquellos que interesan a su causa, y rechazan a quienes, con
idéntico origen, raza y color, traen de la mano el hambre y la pobreza.
MISERIAS, GLORIA Y CINISMO
(soneto con
estrambote)
Apiñados, en
balsas o en patera,
polizones en
barcos o en aviones,
arriesgados y en
bajos de camiones
ocultos,
traspasaron la frontera.
Vinieron
persiguiendo una quimera,
animados por
vanas pretensiones;
hoy se
arrastran sin fe, sin ilusiones,
arrojados en
brazos de cualquiera.
Presa fácil de
mafia y proxenetas,
humillados,
vejados, explotados,
vagan sin
ilusiones y sin metas.
cientos de
jugadores y de atletas
son por la
multitud vitoreados.
Por una vez
tengamos entereza
para reconocer
nuestro cinismo.
No es ni la
xenofobia ni el racismo
lo que nos
mueve, es miedo a la pobreza.
ÁNGEL HERNÁNDEZ EXPÓSITO
Maestro. Psicopedagogo. Emérito UCJC
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