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64. Nuestra Escuela CANTA


 
 
LA MÚSICA Y   EL ROMANCERO
 
 Recuerdo  que alguna vez, a mis nueve años, acompañaba a mi viuda madre, en el carro de tendero, por los limítrofes pueblos segovianos en los que iba vendiendo su humilde mercancía. Por la tarde, de anochecida, de vuelta a casa, rara era la vez que, aun vendiendo pocas cosas, aparte de rezar el rosario, no empezaba a cantar dentro del carrito tirado por el burrito de turno. Cantaba canciones populares, romances, letrillas que yo escuchaba atentamente y que también aprendí. Éramos pequeños y, seguramente todos, hemos oído y aprendido de nuestros mayores estas canciones populares. Hoy rememoraré esta musiquilla tan oída y a la que se han adaptado letras de varios romances viejos y alguno nuevo.
 
 
La película
 
“¿Dónde vas, Alfonso XII?” es el título de la película española de 1958 del director Luis César Amadori cuyo argumento se desenvuelve en los últimos años del siglo XIX en España con la subida al trono de Alfonso XII (Vicente Parra), su boda con su prima María de las Mercedes de Orleans (Paquita Rico) y la prematura muerte de ésta a los pocos meses de contraído el matrimonio. La película se basa en la obra homónima de teatro de Juan Ignacio Luca de Tena. El guión de la película sigue los hechos históricos con bastante rigor aunque intercale escenas o conversaciones especialmente creadas para el carácter romántico que se le quiso dar. Es destacable la escenografía y la fidelidad con que se reproduce la moda de la época isabelina. Tuvo una segunda parte titulada ¿Dónde vas, triste de ti?, que aborda los años siguientes a la muerte de la reina.  
 
 

Romancero popular

 

Los títulos de las dos películas están basados en una cancioncilla popular que empezó a oírse por Madrid a raíz de la muerte de María de las Mercedes: «¿Dónde vas, Alfonso XII, / dónde vas triste de ti? / Voy en busca de Mercedes / que ayer tarde no la vi». Pronto se hizo popular la tonadilla y se incluyó en los juegos de niños, especialmente en el juego del corro.  Esta cancioncilla no era nueva ni inventada para la ocasión, sino que fue un arreglo literario de un romance español del ciclo de los Romances de amor y guerra. El romance narra la historia de un caballero que se fue a la guerra de Granada y al volver descubrió que su esposa había muerto. Gerald Brenan en su Lírica popular hace mención de dos canciones romances; una de ellas es una versión casi idéntica a la que nos ocupa. Data del siglo XIV y forma parte de las coplas de Catalina de Granada recogidas por su criada María. Hay varias versiones, unas del siglo XV y otras de XVI.  Los versos dicen así:
 
«¿Dónde vas, buen caballero?
¿Dónde vas tú por ahí?»
«Voy en busca de mi esposa:
hace tiempo que no la vi.»
«Tu esposa ya se ha muerto:
muerta está, que yo la vi,
y las señas que llevaba
yo te las puedo decir.»
«Llevaba un vestido blanco
con estrellas de marfil
y el velo que la cubría
era un rico carmesí.»
«Los zapatos que llevaba
eran de un rico charol,
regalados por Alfonso
la noche que se casó.»
«Cuatro duques la llevaban
por las cortes de Madrid.»
Al pasar por un barranco,
una sombra vi salir.»
“Contra más me quito de ella,
más se acerca para mí.
No te asustes, caballero.
No te asustes tú de mí.»
«Que soy tu querida esposa
que te salgo a recibir.»
«Si eres mi querida esposa,
echa los brazos por mí.»
«Los brazos que te abrazaban
a la tierra se los di.
Cásate, buen caballero,
cásate, no estés así.»
«La primer hija que tengas
ponle Laura como a mí.
Esas dos hijas que tienes
sácalas a divertir.»


Partitura para flauta


1ª audición: Partitura y canto infantil  https://youtu.be/RHeFTxLIcvw   
 

ACTUALIZACIÓN

 
Creo que, con más o menos estrofas, todos habremos escuchado alguna vez esta canción. Estamos ante uno de los muchos ejemplos de "actualización" de un tema que se ha producido en nuestro romancero oral. Sobre parecido asunto  y utilizando el primer verso (¿Dónde vas, el caballero?) nació esta cancioncilla, aún hoy muy popular, refiriéndose a la muerte de la reina Mercedes y al desconsuelo del rey don Alfonso. Hay pasajes en el poema que recuerdan al romance del siglo XVI, sobre todo en la descripción del sepelio. Por lo demás parece que poeta y pueblo contribuyeron a eternizar el tema histórico, vertido en moldes tradicionales y solemnes. Cuando tiene lugar, en 1878, el fallecimiento de Mercedes de Orleans, corre de boca en boca, y basándose en la melodía más extendida del viejo romance un dolido cantar que los niños perpetuarán como acompañamiento de sus juegos.
 
2ª audición: Romance declamado https://youtu.be/0GGuPx7k9D4  

LETRA DE LA CANCIÓN


 
De los árboles frutales
me gusta el melocotón
y de los reyes de España,
don Alfonso de Borbón.


¿Dónde vas, Alfonso XII, 
dónde vas triste de ti? 
Voy en busca de Mercedes 
que hace tiempo no la vi.

 
Ya Mercedes está muerta, 

muerta está, que yo la vi, 
cuatro duques la llevaban 
por las calles de Madrid. 


Su carita era de cera 

y sus manos, de marfil, 
y el velo que la cubría, 
era un rico carmesí. 

 
Sandalias bordadas de oro 
llevaba en sus lindos pies, 
que se las bordó la infanta, 
la infanta doña Isabel. 

 
El manto que la envolvía 
era rico terciopelo 
que en letras de oro decía: 
"Ha muerto cara de cielo". 


Los caballos de Palacio

ya no quieren pasear, 
porque se ha muerto Mercedes 
y luto quieren llevar. 


Los faroles de las calles 

con gasas negras están, 
porque se ha muerto Mercedes 
y luto quieren llevar. 


Ya murió la flor de mayo, 

ya murió la flor de abril, 
ya murió la blanca rosa, 
rosa de todo Madrid.


Al entrar en el palacio,

una sombra negra vi,
cuanto más me retiraba
más se venía hacia mí.


 No temas, Alfonso XII,

ni te asustes, ¡ay de mí!,
que soy tu esposa Mercedes
que me vengo a despedir.

 
Cásate, buen caballero;
cásate y no estés así;
la primera hija que tengas,
la llamarás como a mí.


Este romance puede encontrar su origen en un conocido poema de Juan del Encina que comienza diciendo: "Yo estando reposando, durmiendo como solía" muy divulgado en el siglo XVI y conocido como Romance del enamorado y la muerte. Es una de tantas elegías amorosas. La tradición reelaboró el tema convirtiéndolo en un singular esbozo dramático de amor y muerte. 


Un sueño soñaba anoche
soñito del alma mía,
soñaba con mis amores,
que en mis brazos los tenía.
 

Vi entrar señora muy blanca,
muy más que la nieve fría.
Por dónde has entrado amor,
cómo has entrado a mi vida.
 
Las puertas están cerradas,
ventanas y celosías.
No soy el amor amante,
soy la muerte, Dios me envía.
 
Ay muerte tan rigurosa,
déjame vivir un día.
Un día no puede ser,
una hora tienes de vida.
 
Muy deprisa se cansaba,
más deprisa se vestía,
ya se va para la calle
en donde su amor vivía.
 
Ábreme la puerta blanca,
ábreme la puerta niña,
como te podré yo abrir
si la ocasión no es venida.
 
Mi padre no fue a palacio,
mi madre no está dormida.
Si no me abres esta noche,
ya no me abrirás querida.
 
La muerte me anda buscando
junto a ti vida sería.
Vete bajo mi ventana
donde labraba y cosía.
 
Te echaré cordón de seda
para que subas arriba,
y si el hilo no alcanzare
mis trenzas añadiría.
 
Se rompió el cordón de seda,
la muerte que ahí venía.
Vamos el enamorado
que la hora ya es cumplida.
 
 
3ª audición: El enamorado y la muerte  https://youtu.be/-JaZdAwcRRE  
 
 
OTRAS AUDICIONES
 a) Música original polifonía y letra de todo el romance https://youtu.be/4mRIaji0-do
 b) Versión Joaquín Díaz, con fotos  https://youtu.be/qH_H3Mgt2zg 
 c) Imperio de Triana  https://youtu.be/fdoh8EGsJek 
 
 AUXENCIO MUÑOZ ACEBES
Catedrático de Lengua y Literatura
Organista
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BIBLIOGRAFÍA

 PÉREZ GALDÓS,B. Episodios nacionales, Volumen III, Aguilar, Madrid, 1945, pp. 1349-1350.
  J. DÍAZ en Cien temas infantiles. Valladolid, 1981, p. 128.
BRENAN, Gerald y la lírica popular.
J. MENÉNDEZ PIDAL, Poesía popular, Madrid, 1885, p. 349.
Indagaciones en Internet.
 
 

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