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54. Lengua maltratada

          
 
       
UNA LENGUA MALTRATADA

En defensa de la lengua de Cervantes

Aun sin pretender hacer alarde de un purismo a ultranza, habrá que reconocer que la Real Academia Española/RAE se ha vuelto tan tolerante, tan sensible al principio sagrado de que la lengua es algo vivo, dinámico y democrático, que a menudo parece que su lema "Limpia, fija y da esplendor" se ha sustituido por "Bienvenida sea cualquier ocurrencia". Realmente, se echa de menos hoy la figura de Fernando Lázaro Carreter y su Dardo en la palabra.
Hace tres años pregunté a la RAE por qué el diccionario actual recoge la acepción 'mesa camilla', que es como se dice y escribe corrientemente, en lugar de 'mesa de camilla', tal como yo lo oía decir de pequeño; omitir la preposición 'de' hace que la expresión carezca de sentido; pero sí podría tenerlo si pensamos en una mesita auxiliar que se colocaba junto a una cama pequeña (la camilla/léctulus definida en el Diccionario RAE de 1791 en el que, sin embargo, no aparecen entradas de 'mesa camilla'/'mesa de camilla'). Parece que la RAE está investigando. Si me dijesen que prescindir del 'de' es por simplificar, les respondería que por qué no siguen igual criterio con 'mesa billar', 'mesilla noche', 'mesa trabajo', etc. Para simplificar se bastan los jóvenes y los menos jóvenes: no llegan a 300 las palabras que se usan en la comunicación oral cotidiana, de las cerca de 100.000 que recoge el diccionario español.


 
Sin entrar a fondo en el extendido vicio de leísmos y laísmos de diversa índole, en el dequeísmo tan enquistado o en la resistencia a conocer o respetar la sencilla regla aún/aun entre los escribidores y correctores, recordaré algunos vocablos de actualidad en la lengua hablada y escrita como pueden ser 'evento' (en lugar de 'acto', 'acontecimiento', 'celebración'), 'gobernanza' (por 'gobierno relacional'), 'implementar' (por 'disponer' o 'poner en funcionamiento'), 'complicidad' (por 'afinidad' o 'entendimiento'), ropa 'casual' (por 'informal'), e incluso 'suceso' -de success/succès/successo (por 'éxito'). El número de neologismos, anglicismos, galicismos, barbarismos, solecismos, tecnicismos... es infinito. ¿Y qué decir del abuso de muletillas, frases hechas y lugares comunes (ese 'vale' o esos ridículos superbien, superguay, superdivino...), o del uso excesivo de encumbrados términos como 'excelencia', o de tanto 'crecer' y tanta 'sinergia' en el deporte, en la empresa...? Por otro lado, si nos fijamos en algunas expresiones verbales disonantes, observamos que en Madrid se oye a menudo decir 'te lo prometo', cuando lo que se pretende decir es 'te lo aseguro'. Prometer es verbo de futuro: puedo prometer que vendré, y puedo asegurar que fui, pero no puedo prometer a nadie que estuve. También abundan expresiones como 'dar/hacer misa' en lugar de 'decir/oficiar/celebrar misa'. Y hoy ya no se hace 'la primera comunión' sino 'la comunión', aunque esto último sí tiene más sentido pues a menudo es la primera y la última.
 
Frecuente es también confundir vergonzante con vergonzoso. Vergonzante es la actitud de quien oculta algo por vergüenza, mientras que vergonzoso es aquello que causa vergüenza. Con razón, alguien ha dicho que el mal uso del término 'vergonzante' resulta vergonzoso. Otro asunto, aparentemente inocuo: a menudo escuchamos en televisión al profesional del tiempo que termina su soliloquio con un 'pasen (o tengan) una buena tarde'. Nos está conminando (imperativo verbal) a que pasemos una buena tarde, aunque la tarde sea de perros o no tengamos interés alguno en 'pasarla' bien. Distinta cosa sería que se despidiese de los televidentes con un simple 'buenas tardes' o con '(les deseo) que pasen una buena tarde': ahí, el uso del subjuntivo 'que pasen' -implicando un deseo, no un mandato-, sí es de agradecer. Algunos presentadores van más allá y nos lanzan un inapelable 'sean felices'. Por Dios, no nos exijan tanto.
 
Se usa mucho actualmente el término 'empoderamiento' (del inglés 'empowerment'), especialmente referido a las mujeres. En castellano no suena bien, no es eufónico. Me trae al recuerdo aquellas pintadas de cariz acratoide que se veían por las paredes españolas años atrás con el bárbaro mensaje '¡las p... al poder, que sus hijos ya lo están!'. ¿Por qué en lugar del verbo 'empoderar' no se emplea la expresión 'fortalecer' o 'potenciar' los derechos femeninos (y de otros colectivos)?: el poder como verbo, mejor que como sustantivo. ¿Y por qué nos sentimos obligados a renunciar al universal masculino incluyente, repitiendo sin cesar -a gusto del feminismo 'empoderado' y excluyente- 'españoles y españolas', 'ciudadanos y ciudadanas', 'todos y todas', y ya, en el colmo del disparate, 'miembros y miembras'? ¿Y qué decir del símbolo @ -en lugar de a/o- utilizado para ambos géneros?: lo que vemos es una a minúscula aherrojada en una especie de O mayúscula con una mínima abertura para que 'respire' la a. ¿No habrá una manera más afortunada de 'implementar' un lenguaje no sexista? El sexismo no comienza ni termina en el lenguaje, aunque éste tampoco sea inocente... del todo. [Con perdón de la Academia, yo seguiré marcando acento ortográfico en los pronombres demostrativos éste, ése, aquél... y en el adverbio sólo. Y ello por razones anfibológicas (que las hay, dígase lo que se diga) y porque la tilde facilita la comprensión y la lectura].
 


Por último, un ejemplo de actitud vergonzante es el camuflaje que se hace de la palabra 'guerra', transformándola en 'conflicto armado'. Antes había ministerios de la Guerra. Hoy, al menos en España, afortunadamente sería impensable. Son todos ministerios de Defensa. La primera vez que leí 'material de defensa y de doble uso', me pregunté si con el término 'doble uso' no estarían refiriéndose a defensa y ataque, queriendo ocultar la palabra 'ataque', en la misma estela de lo vergonzante. Pero no era así: 'doble uso' se refiere al material con posible utilización tanto en el campo militar como civil. En todo caso, el término 'ataque' mantiene su 'prestigio', como nos recuerda el lema 'la mejor defensa es un buen ataque' o las siglas ATTAC de algún movimiento antiglobalización. Ahora bien, si alguien acusara a los activistas de este movimiento de propiciar la violencia a través de esas siglas, ellos podrían responder que es falso, pues 'ataque' sería attack, con k final: uno de los tantos ardides cínicos o ingenuos relacionados con el lenguaje. También, la controvertida sentencia evangélica (Mt 10:34) "No vine a traer la paz, sino la espada" chirría algo en los castos oídos de hoy (sobre todo si se saca de contexto y se la desprovee de sentido metafórico).
 
El siguiente diálogo de Alicia a través del espejo (cap. VI) es ilustrador:
“–Cuando yo empleo una palabra -insistió Humpty Dumpty en tono desdeñoso-, significa lo que yo quiero que signifique. Ni más, ni menos.
La cuestión está en saber -repuso Alicia- si usted puede conseguir que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
La cuestión está en saber -replicó Humpty Dumpty-  quién manda aquí. Eso es todo.
 
Aquí y ahora, señor H. D., manda la globalización mal entendida y peor aplicada, mandan la suspicacia y lo políticamente correcto, los medios audiovisuales y las aplicaciones informáticas descontroladas, manda también el amplio mundo de la frivolidad, el esnobismo, la ignorancia y la pereza mental. Manda, en último término, el absurdo que nos rodea... y nos 'empodera'. Sobre el lenguaje escrito, don Quijote nos dejó ya dicho que la pluma es lengua del alma: cuales fueren los conceptos que en ella se engendraren, tales serán sus escritos" (Segunda Parte del Quijote, Cap. XVI).
 
 ANTONIO PEREGRÍN LÓPEZ DE HIERRO
Ingeniero de Caminos
Año 2016, IV Centenario de la muerte de Miguel de Cervantes

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