SÉPTIMO ENCUENTRO
PRIMAVERA, EP 2016
Eran las seis de la tarde, del día veintitrés de mayo, la
hora elegida para el Séptimo Encuentro Primavera
de Amigos Lasallanos. Junto al mítico
campo de fútbol del Real Madrid, algunos con puntualidad lasallana, y otros no,
nos fuimos reuniendo los participantes en dicho encuentro.
Gonzalo Rodríguez y Chelo, Carlos Alda y Maribel aparecían
por un extremo. Félix de la Fuente, desde el otro extremo llamaba a Gonzalo,
porque no veía a nadie. Gregorio Díez y Clara llegaban en su coche. Carlos
Urdiales y Auro, Diego Coca y Eva, Miguel Ángel Bernal y Puri, la mujer de
Antonio Arriscado, y el hermano Jesús Juárez aparecieron de pronto llenos de
alegría. Nos abrazamos, nos saludamos, nos dimos besos y charlamos sin parar felicitándonos
porque nos veíamos muy bien.
Una llamada telefónica nos alertó de que otro grupo estaba en
la parte sur del estadio. Todos nos encaminamos hacia el lugar. Allí estaban
esperándonos Pepe Muñoz con Aurora, José Ignacio Herrero y Gloria, Félix Martín
y Michelle. Nuevos abrazos y besos y alegría por el reencuentro. En estas
estábamos cuando llegaron los de Andalucía:
Auxencio y Toñi, Telesforo y Candeli, Manuel Romero y Martín Delgado. Poco
después se presentó Vicente González, que era la primera vez que asistía a
nuestros encuentros y a quien hacía muchísimos años que no habíamos visto.
Ángel Hernández y Rosa llegaron en taxi porque traían una orquídea preciosa
para obsequiar a nuestra concertista.
Sí, nuestra concertista, porque desde el punto de encuentro
nos encaminamos hacia el colegio La Salle-Maravillas, donde íbamos a tener la
suerte de asistir a un recital estupendo de
violonchelo. Colegio Maravillas ¡Cuántos recuerdos! En la capilla,
cedida generosamente por el Director del colegio, Hermano Gerardo Durán, nos
acomodamos para no perder detalle de la actuación. Mientras llegaba la
concertista, disfruté contemplando las vidrieras donde se recordaban diferentes
episodios de la vida de san Juan Bautista de La Salle.
GEORGINA SÁNCHEZ TORRES nació en Valladolid en 1985. Es
violonchelista, compositora y directora de orquesta. A pesar de su juventud
está en posesión de numerosos premios como solista y música de cámara y además
ha interpretado más de doscientos conciertos por España, Europa y América. Tuvo
la delicadeza y generosidad de ofrecer un recital, exclusivo para nuestro grupo,
en el incomparable marco de la capilla del colegio La Salle–Maravillas, gracias
a su amistad con nuestros compañeros Diego Coca y Eva. Diego hizo una presentación de la artista
llena de cariño y sazonada con pequeñas anécdotas que daban muestra de su
amistad. Georgina le dio las gracias, también de forma muy cariñosa, y empezó
su recital ante un auditorio sensible al disfrute de la música y completamente
entregado. Con nueve composiciones diferentes nos recreó Georgina, algunas de
ellas compuestas por la misma concertista. Al final de su actuación quiso
premiarnos repitiendo dos obras, elegidas por el auditorio, de entre las que
más nos habían cautivado. Elegimos “Pagodas”, donde ella, además de tocar,
canta primorosamente y las “Danzas Farrucas”, obra propia, en la que el chelo
suena como una guitarra sin necesidad de usar el arco.
Al terminar el recital la premiamos con cálidos, cariñosos y
largos aplausos y puestos todos en pie la ovacionamos como se merecía. Rosa y
Chelo subieron al presbiterio y le ofrecieron una preciosa orquídea. Muchos
compramos discos de sus obras para conservar un recuerdo estupendo de su arte y
también de su generosidad para con el grupo. Nos despedimos del colegio, no sin
antes dar las gracias a los hermanos y a su Director, quien tuvo la atención y
amabilidad de compartir cena con todos nosotros.
Del recital nos desplazamos a un restaurante cercano donde
los organizadores habían concertado la cena. El local era agradable, bonito,
preparado exclusivamente para nosotros, porque ese día libraba y lo abrieron
para atender al grupo. ¡Qué cena más estupenda compartida en buena armonía!
Todo estaba exquisito, pero destaco los chipirones encebollados y los lomos de
merluza divinamente cocinados y mejor servidos. El vino tanto el blanco como el
tinto hacían honor a los manjares degustados. Enhorabuena a los organizadores.
Un diez por esta cena. Prolongamos la velada con los postres, los cafés y la
animada conversación. La realidad es que teníamos muchas cosas que contarnos
después de un año.
Contentos, satisfechos con los estómagos agradecidos por las
buenas pitanzas consumidas, nos despedimos hasta la mañana siguiente, en el
mismo lugar del Bernabéu, donde montaríamos en un microbús para ir a Segovia.
DÍA VEINTICUATRO. VIAJE A SEGOVIA
La realidad es que el séptimo encuentro debería haberse
celebrado en Segovia. Elegimos esta ciudad en homenaje a los muchos segovianos
con los que tuvimos la suerte de convivir en Griñón en los años de nuestra
formación. Así pues, a las nueve de la mañana en punto estábamos en el lugar
concertado para coger el autobús. El primero en llegar fue el hermano Teódulo,
que como buen lasaliano llegó cinco minutos antes. Teódulo no pudo estar con
nosotros el día anterior. Llenos de ilusión, cual si fuéramos colegiales,
emprendimos nuestro viaje a Segovia. Clara, la mujer de Gregorio, que estaba un poco delicada, cogió unas bolsas
por si se mareaba, los demás estábamos como rosas.
Una hora de viaje y tras atravesar el largo túnel de
Guadarrama y contemplar en la sierra de la “Mujer muerta” nos encontramos en
Segovia, junto a su imponente Acueducto, que por muchas veces que lo veas y
contemples lleno de admiración, siempre te sorprende.
La primera visita programada era la catedral. Sabíamos que en
Segovia nos esperaban Apuleyo y Ana, que venían directamente desde
Guadalix. En la subida a la catedral nos
los encontramos. También tuvimos la sorpresa de la incorporación al grupo de
Javier Galán, un segoviano más. Callejear por Segovia es un placer, se ven
tantas cosas: conventos antiguos, viejas iglesias románicas, barrios como el de
la judería con sus estrechas callejas, tiendas de suvenir, restaurantes donde
se anuncia el cochinillo como plato típico, monumentos conmemorativos, estatuas
de segovianos célebres… a la catedral llegamos a la hora prevista. La catedral
de Segovia es un monumento gótico muy esbelto. Aparte de sus riquezas
arquitectónicas, escultóricas y pictóricas, posee dos órganos maravillosos, que
tuvo la gentileza y sabiduría de explicarnos Javier Galán, quien conocía su
historia y su valor artístico y musical punto por punto. También era digno de
ver el claustro al que daba acceso una puerta gótico-flamígera estupenda.
Disfrutando de las calles y callejas de la ciudad, así como
de la variedad de turistas que en ella se encontraban, nos encaminamos hacia el
ALCÁZAR. Este monumento es una maravilla. En Baviera, Luis, el rey loco,
construyó un castillo con unas torres semejantes a las del Alcázar. ¿No se
inspirarían sus arquitectos en esta obra segoviana, mucho más antigua? Lo
cierto es que esta esbelta fortaleza no tiene nada que envidiar a la
construcción bávara. Los que lo visitábamos por primera vez salimos
entusiasmados y admiramos al rey Enrique IV, el rey castellano que se sintió
segoviano de verdad, por haber dejado a su ciudad tan imponente fortaleza. El
guía nos lo explicó estupendamente y nuestro amigo Manuel Romero completó
muchas de sus explicaciones con su sabiduría habitual. Los escudos son un libro
abierto para él. Conoce sus cuarteles, su historia y sus pequeños detalles como
nadie. Tiramos abundantes fotos, porque el marco merecía la pena.
Un tanto cansados, porque ya hemos cumplido uno pocos años,
reiniciamos la marcha hacia la Plaza Mayor y el restaurante Narizotas, donde
íbamos a comer. Algunas mujeres vieron que nuestra querida Puri, que tiene muy
fastidiada la espalda, necesitaba un taxi para llegar al Narizotas. Muy
generosas se ofrecieron a acompañarla. Llegaron antes que el resto del grupo,
se sentaron en la terraza y nos esperaron tomándose un vinito blanco o una
cerveza fresquita. Alabamos su buena idea y tomamos asiento para descansar,
esperar la hora de la comida y degustar una bebida fresca y reconfortante.
¡Qué comida nos esperaba en el NARIZOTAS! Si la cena del
primer día fue buena, la comida fue mucho mejor. ¡Qué mesa más hermosa! en un comedor
reservado exclusivamente para nosotros. El menú contratado era exquisito. Se
notó la mano de Rosa y de Chelo, mejorando la oferta del restaurante. Entrantes
abundantes y estupendos, langostinos a la plancha antes del sabrosísimo
bacalao, sorbete de limón para cambiar de sabor y cochinillo asado, muy
crujiente, o bien lechazo al horno, tan tierno que se deshacía en la boca.
Postres, cafés, copita de orujo… todo un lujazo. Ah, todo ello regado con vinos
generosos, los blancos con color de oro y sabor seco, un tanto afrutado y los
tintos de color cereza y diversos sabores propios de los buenos caldos.
Y en los postres, nuestro querido Apuleyo, versificador
incansable y poeta de ricas sensibilidades, saludó al grupo. Alabó con cariño a
su tierra y a su querida Segovia y recordó con emoción los mejores momentos
compartidos por todos y dedicó bellísimos versos a nuestras mujeres, que
felices nos acompañan cada año en estos encuentros.
Salimos ya tarde de la comida y fuimos en busca de nuestro
autocar para subir a visitar el convento de SAN ANTONIO EL REAL. Los que puedan
leer este relato, si no han visitado este convento, merece la pena que se
desplacen a Segovia y disfruten de sus maravillas. Se llama san Antonio el Real
porque lo mandó construir y lo dotó generosamente el rey Enrique IV. Confieso
que después de visitar el Alcázar y este monasterio le tengo cariño a este rey,
que vivió desde niño en Segovia. La guía que nos lo enseñó nos ilustró
sabiamente y nos mostró lo mejor de su riqueza arquitectónica y ornamental.
Nada más entrar en la iglesia te encuentras con un retablo flamenco
maravilloso. Representa en dos planos diferentes momentos de la pasión y
crucifixión de Jesús. Las imágenes son sencillas pero expresivas. A pesar del gran
número de ellas resulta ágil y
enormemente didáctico. Reconozco que nuestros ojos estaban redondos por el
asombro. No nos cansábamos de contemplarlo. La guía tuvo que sacarnos de allí
diciendo que nos quedaban muchas maravillas que contemplar.
En la misma iglesia y mirando a lo alto, sobre el
presbiterio, hay un artesonado mudéjar de una perfección increíble. Además está
inmejorablemente conservado. Resaltan sus dibujos geométricos repujados con
pan de oro que le dan una riqueza
extraordinaria. Dejamos la iglesia y nos adentramos en diversas salas adornadas
también con ricos artesonados, todos mudéjares. Pero la mayor riqueza está en
un enorme claustro rectangular, también cubierto con la misma clase de
artesonado. Salimos del convento, agradecidos a los organizadores que nos
llevaron a contemplar esta obra única en su género.
Mientras en el exterior observábamos la estructura arquitectónica
del edificio, que tiene unos arcos carpaneles muy bonitos, Telesforo echó de
menos a su mujer, no la encontrábamos por ninguna parte. El y otra de las
señoras volvieron a ver si se había quedado encerrada en alguna sala, o se
había quedado con las monjas de clausura. Estas les prohibieron la entrada en
sus dependencias y una monja les dijo: ¿Es que no tienen teléfonos móviles para
llamarla? A Telesforo se le encendió la bombilla y llamó a su mujer. Resulta
que la buena de Candeli estaba ya sentada con otras compañeras en el autobús.
Telesforo quiere mucho a Candeli, estaba muy preocupado por ella.
Desde el convento, siempre con nuestro autobús, nos
desplazamos a visitar el SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE LA FUENCISLA, patrona
de Segovia y el convento de los carmelitas donde está enterrado parte del
cuerpo de san Juan de la Cruz. Como estaban celebrando la Eucaristía en las dos
iglesias esperamos a su finalización. Varios nos desplazamos para visitar la
iglesia de los carmelitas. Allí pudimos contemplar el agujero donde fue
enterrado el santo nada más morir y también su enorme relicario. Había un grupo
de turistas estadounidenses y observamos su fe y devoción cuando pasaban junto
al sarcófago y frotaban sus rosarios y estampas en él.
En la iglesia de la Fuencisla cantamos la salve solemnemente.
Auxencio, nuestro organista, empleó la mejor trompetería para acompañarnos, y
Manuel Romero sus grandes dotes como conocedor del gregoriano para dirigirnos.
No contentos con la salve cantamos también el Regina Coeli. Salimos de la
iglesia alegres y contentos, porque nos gusta mucho cantarle a la Virgen y
también nos gusta que nuestras esposas, con sus voces blancas, nos acompañen.
Aún tuvimos algo de tiempo para pasear por la verde alameda y
disfrutar de la vista del Alcázar desde esta hondonada. Sacamos fotos a sus
torres de cuento de hadas que resultaban todavía más bonitas iluminadas por los últimos rayos
del sol.
De allí nos acercamos, dando una enorme vuelta, al
restaurante donde deberíamos cenar. Era pronto y no teníamos apetito. Sin
embargo la cena era tan buena que aún dimos buena cuenta de parte de ella. Como
era tarde y nuestro chofer tenía que estar en Madrid pronto, se suspendieron
los discursos protocolarios. Aún así, Ángel Hernández nos leyó un soneto donde
agradecía nuestra presencia y participación. Carlos Urdiales, que como siempre,
llevaba preparado un gran discurso, nos dirigió unas sencillas palabras y nos
aplazó a que leyéramos el discurso en Afda de junio. Telesforo, Auxencio y
otros andaluces o procedentes de Andalucía nos cantaron alguna coplillas.
Martín, que domina muy bien el folklore gaditano, nos cantó algunos tanguillos
y chirigotas. Lástima que tuviéramos que
terminar tan rápido, porque lo hubiésemos pasado muy bien. Lo dejamos todo para
el próximo encuentro que por unanimidad dijimos de celebrarlo en el PUERTO DE
SANTA MARÍA Y CADIZ. Martín, Telesforo, Auxencio y si puede Fernando Ruiz nos
lo organizarán de maravilla. Ángel, Gonzalo, Gregorio y sus respectivas esposas
lo han hecho muy bien en MADRID – SEGOVIA.
El tercer día sé que lo pasaron muy bien pero como yo tuve
que irme a Zaragoza no lo puedo contar en esta crónica.
ZARAGOZA,
30 DE MAYO DE 2016
CARLOS ALDA
Maestro,
filólogo
DÍA VEINTICINCO, “RESTO DE ISRAEL”
El miércoles, 25, se cerraba el triduo de las fiestas
del EP 2016, mermados los integrantes del EP 2016 a “resto de Israel”.
A las 10.30 en Cibeles, delante del Palacio Telecomunicaciones, también por
su aire catedralicio, Nuestra Señora de
las Comunicaciones, donde gobierna o desgobierna la actual abuelita
alcaldesa Carmena, reunión de madrugadores.
Subida a lo Jerónimos, unos; los demás, visita del
museo Thyssen, el permanente y el temporal de Antonio López, y del Museo de
Prado, primera pinacoteca del mundo.
A las 13.00 h, frente al Obelisco a los héroes del dos de mayo, hoy, de los Caídos por España, plaza de la Lealtad,
donde se ensayaba la ceremonia del día de las Fuerzas Armadas, nos juntamos la
docena larga que, rodeada la plaza de Neptuno, fuimos a parar a un restaurante
de la calle de Felipe IV, donde nos sirvieron un suculento cocido madrileño.
Antes, paramos en el Cristo de Medinaceli, unos
minutos: saludos, adoración y silenciosas y fervientes gracias por el regalo
del EP 2016.
Tras la comida,
despedidas, y cada mochuelo a su olivo: Málaga, El Puerto, Sevilla… Madrid. CUR
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